¿Es indispensable usar faja durante los tratamientos reductores?

¿Es indispensable usar faja durante los tratamientos reductores?

¿Has visto a alguien que utilice fajas reductoras mientras sigue un plan para perder grasa? Seguramente te hayas preguntado si realmente son necesarias. Aunque muchos expertos en nutrición y estética suelen recomendarlas, vale la pena preguntarse: ¿por qué lo hacen y qué tan útiles son en realidad?

¿Qué son las fajas reductoras?

Antes de entrar en detalle, conviene aclarar este concepto. Existen diferentes tipos de fajas y no todas cumplen la misma función. En términos generales, se trata de prendas de compresión diseñadas para ejercer presión en zonas específicas del cuerpo, como abdomen, cintura o muslos. Su propósito principal es ayudar a moldear la figura y, en algunos casos, mantener la piel firme después de la pérdida de peso o grasa.

Se fabrican con materiales elásticos como lycra o powernet, que permiten una compresión efectiva sin resultar incómodos. Aunque su uso es comúnmente estético, también pueden aportar beneficios prácticos durante un tratamiento reductor.

¿Es obligatorio utilizarlas?

En sentido estricto, no. La reducción de grasa y medidas puede lograrse perfectamente sin el uso de estas prendas. Sin embargo, quienes deciden incorporarlas a su rutina suelen notar resultados más uniformes y rápidos, razón por la que muchos especialistas las recomiendan como complemento.

Las razones principales por las que se sugiere su uso incluyen:

1. Disminución de la flacidez cutánea

Cuando se pierde peso de manera acelerada, la piel no siempre logra adaptarse al nuevo contorno corporal, provocando un aspecto flácido. La compresión de la faja ayuda a que los tejidos se adhieran mejor, logrando una apariencia más firme y tonificada, sobre todo en abdomen y cintura.

2. Corrección de la postura y soporte lumbar

Aunque existen correctores específicos, una faja reductora también brinda soporte a la espalda y al abdomen. Esto favorece una postura adecuada, reduce molestias en la zona lumbar y contribuye a una apariencia más erguida.

3. Moldeo de la silueta

Mientras dura el proceso reductor, la presión ejercida por la faja estiliza la figura y define mejor el contorno corporal, lo que resulta atractivo para quienes buscan afinar la cintura o realzar la forma del torso.

4. Recuperación postquirúrgica

En procedimientos como la liposucción, el uso de fajas se ha convertido en un estándar médico. No solo ayudan a controlar la inflamación, sino que también mejoran la circulación, favorecen la cicatrización y aceleran la recuperación. Eso sí, siempre bajo la supervisión de un especialista, quien indica el tipo y tiempo de uso adecuado.

5. Adaptación progresiva de la piel

Después de una pérdida significativa de grasa, especialmente tras intervenciones quirúrgicas, la piel necesita un soporte externo para ajustarse correctamente al nuevo cuerpo. La presión uniforme de la faja facilita esta adaptación, evitando irregularidades o descolgamientos.

Recomendaciones para un uso adecuado

Los expertos insisten en que el uso de fajas debe hacerse con precaución y de manera informada. Aquí algunos consejos básicos:

  • Escoger la talla correcta: una prenda demasiado ajustada puede causar dolor, afectar la circulación o dejar marcas, mientras que una muy suelta no cumplirá su función. Lo ideal es asesorarse con especialistas en el área.

  • Uso moderado: no es necesario llevarla durante todo el día, salvo en casos postquirúrgicos donde el médico lo indique. El cuerpo necesita periodos de descanso.

  • Cuidar la prenda: al ser tejidos delicados, requieren un lavado y mantenimiento adecuados para conservar su elasticidad y efectividad.

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